Reunid capullos de rosas mientras podáis,
el viejo Tiempo siempre vuela:
y esta misma flor que sonríe hoy
mañana estará muriendo.
La gloriosa lámpara del cielo, el sol,
cuanta más altura alcanza,
antes habrá recorrido su camino
y más cerca estará del ocaso.
La mejor edad es la primera,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores
tiempos siempre suceden a los anteriores.
Así pues no seáis reacias, sino aprovechad el tiempo,
y mientras podáis, casaos:
pues una vez perdida la primavera,
puede que esperéis para siempre.
martes, 29 de noviembre de 2011
Mítico poema de Jaime Gil de Biedma: No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
"Poemas póstumos" 1968
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
"Poemas póstumos" 1968
viernes, 25 de noviembre de 2011
Cuento Indio: Mi hijo está conmigo
Era un hombre que tenía un hijo al que amaba profundamente. Por algún motivo se vio obligado a viajar y tuvo que dejar al hijo en casa. El niño tenía ocho años y su padre sólo vivía para él. Habiéndose enterado de la partida del dueño de la casa, unos bandoleros aprovecharon su ausencia para entrar en ella y robar todo lo que contenía. Descubrieron al jovencito y se lo llevaron con ellos, no sin antes incendiar la casa.
Pasaron unos días. El hombre regresó a su hogar y se encontró con la casa derruida por el incendio. Alarmado, buscó entre los restos calcinados y halló unos huesecillos, que dedujo eran los del cuerpo abrasado de su amado hijo. Con ternura infinita, los introdujo en un saquito que se colgó del cuello, junto al pecho, convencido de que aquellos eran los restos de su hijo. Unos días más tarde, el niño logró escapar de los perversos bandoleros y, tras poder averiguar dónde estaba la nueva casa de su padre, corrió hasta ella e insistentemente llamó a la puerta.
-¿Quién es?- preguntó el padre.
-Soy tu hijo- contestó el niño.
-No, no puedes ser mi hijo- repuso el hombre, abrazándose al saquito que colgaba de su cuello-.Mi hijo ha muerto.
-No, padre, soy tu hijo. Conseguí escapar de los bandoleros.
-Vete, ¿me oyes? Vete y no me molestes- ordenó el hombre, sin abrir la puerta y aprisionando el saquito de huesos contra su pecho-. Mi hijo está conmigo.
-Padre, escúchame; soy yo.
-¡He dicho que te vayas!- replicó el hombre-. Mi hijo murió y está conmigo. ¡Vete!
y no dejaba de abrazar el saquito de huesos.
El apego, ¿te deja ver?, ¿te deja oír?,¿te deja comprender? El apego te aferra a lo irreal e ilusorio y cierra tus oídos a lo real y trascendente. Quien tenga oídos que oiga!!
Pasaron unos días. El hombre regresó a su hogar y se encontró con la casa derruida por el incendio. Alarmado, buscó entre los restos calcinados y halló unos huesecillos, que dedujo eran los del cuerpo abrasado de su amado hijo. Con ternura infinita, los introdujo en un saquito que se colgó del cuello, junto al pecho, convencido de que aquellos eran los restos de su hijo. Unos días más tarde, el niño logró escapar de los perversos bandoleros y, tras poder averiguar dónde estaba la nueva casa de su padre, corrió hasta ella e insistentemente llamó a la puerta.
-¿Quién es?- preguntó el padre.
-Soy tu hijo- contestó el niño.
-No, no puedes ser mi hijo- repuso el hombre, abrazándose al saquito que colgaba de su cuello-.Mi hijo ha muerto.
-No, padre, soy tu hijo. Conseguí escapar de los bandoleros.
-Vete, ¿me oyes? Vete y no me molestes- ordenó el hombre, sin abrir la puerta y aprisionando el saquito de huesos contra su pecho-. Mi hijo está conmigo.
-Padre, escúchame; soy yo.
-¡He dicho que te vayas!- replicó el hombre-. Mi hijo murió y está conmigo. ¡Vete!
y no dejaba de abrazar el saquito de huesos.
El apego, ¿te deja ver?, ¿te deja oír?,¿te deja comprender? El apego te aferra a lo irreal e ilusorio y cierra tus oídos a lo real y trascendente. Quien tenga oídos que oiga!!
palabras a mí mismo 1
El deseo de ser más de lo que soy
ha sido poderosa y permanente en toda mi vida.
Es una resistencia a permanecer en un estado.
Es un querer hacer más, aprender más, expresar más,
crecer, progresar, lograr, expandirme.
Siempre pensé que este impulso profundo
se despertaba porque había algo fuera de mí
que quería ser o hacer o poseer.
He pasado gran parte de mi vida
tratando de entenderlo.
Actualmente sé que esta energía interna
busca más allá de una pareja,
una profesión o una religión.
Va más allá del goce del poder o de la trascendencia,
extrae lo mejor de mí, hace manar más de mi ser.
Hugh Prather
ha sido poderosa y permanente en toda mi vida.
Es una resistencia a permanecer en un estado.
Es un querer hacer más, aprender más, expresar más,
crecer, progresar, lograr, expandirme.
Siempre pensé que este impulso profundo
se despertaba porque había algo fuera de mí
que quería ser o hacer o poseer.
He pasado gran parte de mi vida
tratando de entenderlo.
Actualmente sé que esta energía interna
busca más allá de una pareja,
una profesión o una religión.
Va más allá del goce del poder o de la trascendencia,
extrae lo mejor de mí, hace manar más de mi ser.
Hugh Prather
viernes, 4 de noviembre de 2011
Prólogo de la "Guía rápida para padres de hijos adolescentes CARPE DIEM Educación"
Esta guía nace con la ilusión de ser útil para todos los padres que quieran acudir a ella. Muchas veces uno se queja de que los hijos no vengan con un manual de instrucciones bajo el brazo, pues este es, a pesar de su tamaño, un intento de satisfacer esa demanda.
Cualquiera con un mínimo de raciocinio comprende que educar a un hijo es infinitamente más difícil que conducir. Y para sacarse el carnet de conducir hay que aprobar nada más y nada menos que ¡dos exámenes!. En cambio “cualquiera” puede ser padre, o al menos creer que puede ser padre. Lo que quiero decir es que no podemos cometer el tremendo error de confundir “engendrar hijos” con “ser padres”. (Engendrar Hijos ≠ Ser Padres)
La educación es un proceso continuado, costoso y voluntario. Uno no está dotado biológicamente para ejercer la educación. No venimos con un chip incorporado para saber educar; no estamos programados para ello, aunque alguno parece estar convencido de ello. Y digo esto porque la mayoría de las veces uno termina cayendo en la tentación de ser condescendiente consigo mismo y con la educación recibida cuando llega el momento de la auto-evaluación; termina pasándose la mano diciendo que en el fondo lo hizo lo mejor que pudo. Y eso es sólo una verdad a medias. Siempre podemos hacerlo un poco mejor, esforzarnos un poco más...
Algunos dicen que educar es una cuestión de sentido común, aunque en verdad el sentido común es el menos común de los sentidos. La verdadera clave para educar con sentido está en la CONCIENCIA. Y tener conciencia es algo que se aprende, requiere cierto esfuerzo pero se aprende. El requisito fundamental para aprender a tener conciencia, y lo que sea que se quiera aprender, es querer; sólo aprende el que quiere aprender. Lo que quiero decir es que para educar con sentido, para educar de verdad hay que prepararse, hay que aprender a hacerlo como a conducir.
La sociedad cambia demasiado deprisa y esto nos obliga a dejar atrás los antiguos modelos educativos. El “papá” se va al trabajo a buscar el pan mientras la “mamá” se queda en casa pendiente de todo. Eso ya pasó a la historia. Como imitar sin más la educación recibida por nuestros padres; ser meros reproductores de los antiguos modelos. Esto también debe pasar a la historia urgentemente. La sociedad ha cambiado desde que nuestros padres fueron jóvenes y sigue cambiando vertiginosamente. De hecho, la misma sociedad en la que nosotros fuimos jóvenes ya no existe. Entonces.. ¿por qué repetir los viejos modelos educativos heredados? Es la capacidad de adaptarse al cambio lo que determina el triunfo o el fracaso.
Existen varias frases que podemos escuchar en boca de casi todos los padres/madres en algún momento: << Yo quiero que a mi hij@ no le falte de nada>>, y además lo dicen con cierto énfasis, y << yo quiero darle a mi hij@ todas las cosas que yo nunca tuve>>. En el caso de nuestros padres que vivieron una terrible guerra civil y una tristísima posguerra (en su caso) estas afirmaciones tienen bastante sentido, pero ahora suenan vacías y completamente fuera de lugar. ¿De qué hemos carecido nosotros? La mayoría de los que dicen esto no se dan cuenta por qué lo dicen; no se dan cuenta que aprendieron a ser padres observando, estudiando a sus propios padres, y se limitan a repetir lo que ellos decían.
Pues esta guía nace con la vocación de evitar que se sigan cometiendo errores como este. Pretende ofrecer una serie de pautas y patrones de comportamientos para padres que se adecuen a los hijos adolescentes de la sociedad actual. En una sociedad actual en que las carencias han cambiado de rostro; ya no podemos hablar de hambrunas, ni de cartas de racionamientos, ni de zapatos rotos, ni de muñecas o pelotas de trapo. No, ya no podemos hablar de esto, afortunadamente, pero sigue habiendo carencias. Y puede que las de hoy en día sean incluso más dañinas que las de antes. ¿Por qué? Precisamente por pasar desapercibidas. Las carencias de hoy han cambiado de rostro y son más difíciles de identificar. La ausencia de límites, la falta de respeto a la autoridad (padres), la incapacidad para valorar objetos, pensamientos, sentimientos, comportamiento, acciones... En una sociedad donde el capitalismo salvaje pretende convertirnos en meros consumidores en vez de en personas felices, donde niños inmaduros sin motivación ni pasión alguna juegan a ser adultos adictos al placer inmediato como un drogadicto cualquiera. Así es nuestra sociedad actual. Cuerpos bien nutridos aunque con mentes desnutridas; cuerpos sin apenas alma.
Verdaderamente los servicios públicos de educación hacen lo que pueden. No se les puede reprochar nada. Cada uno tiene una responsabilidad y ellos cumplen sobradamente con la suya. Aunque la avalancha es demasiado poderosa para controlarla ellos solos. La avalancha de cambios que hace tambalearse la realidad que habitamos. Por ese motivo es necesaria una alianza de todos los agentes educativos (padres, profesores, educadores..), una implicación más profunda en la verdadera educación; en esa que convierta a los jóvenes de hoy en adultos íntegros y felices. Este es el sentido más íntimo y profundo de CARPE DIEM EDUCACIÓN.
Y ese el motivo por el que existe esta guía; existe para implicar, para armar a los padres en el combate de la educación de los hijos. Ante la necesidad de permanecer alertas, con los ojos bien abiertos ante los cambios esta guía puede interpretarse como un informe, como un análisis de como se encuentra el campo de batalla, como una agenda donde se señalan los objetivos. Y como esta no puede leerse una sola vez y de un tirón. Está diseñada para ser consultada cada vez que sea necesario. Cada párrafo contiene bastante información condensada. Hay que leerla despacio y reflexionando sobre lo que se lee. Después del texto encontramos una sección con la información esencial esquematizada para que sea más fácil recordar lo más importante.
Con todo les deseo una buena lectura y la enhorabuena si ha decidido intentar convertirse en un padre/madre ejemplar. ¡Que aproveche!
Javier Reyes Reyes . Ayamonte. Octubre 2011
Cualquiera con un mínimo de raciocinio comprende que educar a un hijo es infinitamente más difícil que conducir. Y para sacarse el carnet de conducir hay que aprobar nada más y nada menos que ¡dos exámenes!. En cambio “cualquiera” puede ser padre, o al menos creer que puede ser padre. Lo que quiero decir es que no podemos cometer el tremendo error de confundir “engendrar hijos” con “ser padres”. (Engendrar Hijos ≠ Ser Padres)
La educación es un proceso continuado, costoso y voluntario. Uno no está dotado biológicamente para ejercer la educación. No venimos con un chip incorporado para saber educar; no estamos programados para ello, aunque alguno parece estar convencido de ello. Y digo esto porque la mayoría de las veces uno termina cayendo en la tentación de ser condescendiente consigo mismo y con la educación recibida cuando llega el momento de la auto-evaluación; termina pasándose la mano diciendo que en el fondo lo hizo lo mejor que pudo. Y eso es sólo una verdad a medias. Siempre podemos hacerlo un poco mejor, esforzarnos un poco más...
Algunos dicen que educar es una cuestión de sentido común, aunque en verdad el sentido común es el menos común de los sentidos. La verdadera clave para educar con sentido está en la CONCIENCIA. Y tener conciencia es algo que se aprende, requiere cierto esfuerzo pero se aprende. El requisito fundamental para aprender a tener conciencia, y lo que sea que se quiera aprender, es querer; sólo aprende el que quiere aprender. Lo que quiero decir es que para educar con sentido, para educar de verdad hay que prepararse, hay que aprender a hacerlo como a conducir.
La sociedad cambia demasiado deprisa y esto nos obliga a dejar atrás los antiguos modelos educativos. El “papá” se va al trabajo a buscar el pan mientras la “mamá” se queda en casa pendiente de todo. Eso ya pasó a la historia. Como imitar sin más la educación recibida por nuestros padres; ser meros reproductores de los antiguos modelos. Esto también debe pasar a la historia urgentemente. La sociedad ha cambiado desde que nuestros padres fueron jóvenes y sigue cambiando vertiginosamente. De hecho, la misma sociedad en la que nosotros fuimos jóvenes ya no existe. Entonces.. ¿por qué repetir los viejos modelos educativos heredados? Es la capacidad de adaptarse al cambio lo que determina el triunfo o el fracaso.
Existen varias frases que podemos escuchar en boca de casi todos los padres/madres en algún momento: << Yo quiero que a mi hij@ no le falte de nada>>, y además lo dicen con cierto énfasis, y << yo quiero darle a mi hij@ todas las cosas que yo nunca tuve>>. En el caso de nuestros padres que vivieron una terrible guerra civil y una tristísima posguerra (en su caso) estas afirmaciones tienen bastante sentido, pero ahora suenan vacías y completamente fuera de lugar. ¿De qué hemos carecido nosotros? La mayoría de los que dicen esto no se dan cuenta por qué lo dicen; no se dan cuenta que aprendieron a ser padres observando, estudiando a sus propios padres, y se limitan a repetir lo que ellos decían.
Pues esta guía nace con la vocación de evitar que se sigan cometiendo errores como este. Pretende ofrecer una serie de pautas y patrones de comportamientos para padres que se adecuen a los hijos adolescentes de la sociedad actual. En una sociedad actual en que las carencias han cambiado de rostro; ya no podemos hablar de hambrunas, ni de cartas de racionamientos, ni de zapatos rotos, ni de muñecas o pelotas de trapo. No, ya no podemos hablar de esto, afortunadamente, pero sigue habiendo carencias. Y puede que las de hoy en día sean incluso más dañinas que las de antes. ¿Por qué? Precisamente por pasar desapercibidas. Las carencias de hoy han cambiado de rostro y son más difíciles de identificar. La ausencia de límites, la falta de respeto a la autoridad (padres), la incapacidad para valorar objetos, pensamientos, sentimientos, comportamiento, acciones... En una sociedad donde el capitalismo salvaje pretende convertirnos en meros consumidores en vez de en personas felices, donde niños inmaduros sin motivación ni pasión alguna juegan a ser adultos adictos al placer inmediato como un drogadicto cualquiera. Así es nuestra sociedad actual. Cuerpos bien nutridos aunque con mentes desnutridas; cuerpos sin apenas alma.
Verdaderamente los servicios públicos de educación hacen lo que pueden. No se les puede reprochar nada. Cada uno tiene una responsabilidad y ellos cumplen sobradamente con la suya. Aunque la avalancha es demasiado poderosa para controlarla ellos solos. La avalancha de cambios que hace tambalearse la realidad que habitamos. Por ese motivo es necesaria una alianza de todos los agentes educativos (padres, profesores, educadores..), una implicación más profunda en la verdadera educación; en esa que convierta a los jóvenes de hoy en adultos íntegros y felices. Este es el sentido más íntimo y profundo de CARPE DIEM EDUCACIÓN.
Y ese el motivo por el que existe esta guía; existe para implicar, para armar a los padres en el combate de la educación de los hijos. Ante la necesidad de permanecer alertas, con los ojos bien abiertos ante los cambios esta guía puede interpretarse como un informe, como un análisis de como se encuentra el campo de batalla, como una agenda donde se señalan los objetivos. Y como esta no puede leerse una sola vez y de un tirón. Está diseñada para ser consultada cada vez que sea necesario. Cada párrafo contiene bastante información condensada. Hay que leerla despacio y reflexionando sobre lo que se lee. Después del texto encontramos una sección con la información esencial esquematizada para que sea más fácil recordar lo más importante.
Con todo les deseo una buena lectura y la enhorabuena si ha decidido intentar convertirse en un padre/madre ejemplar. ¡Que aproveche!
Javier Reyes Reyes . Ayamonte. Octubre 2011
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